Encuentros en el rio [Edward]

La princesa Kahira caminaba sola por las orillas del Río Nilo, habia dejado a sus guardias atras, queria estar sola, pensar y respirar el aire libre, que le llenara los pulmones y le llevase pensamientos nuevos. Kahira caminaba con cuidado, no prestaba atención a nada que estubiera a su lado. Se detuvo en seco y vio a varios metros de ella, un joven sentado, arrojando piedras al rio. Un joven muy guapo, que la hizo sonrojarse, un joven al que ella conocia y del que sentia cierta atracción que la hacia sentir apenada. Kahira camino hasta el chico y silenciosamente se sento a su lado.
-Hermosa tarde, ¿verdad?- dijo mientras sonreia.

Acababa de llegar de la guerra, y el joven Hadad se sentia agotado, solo tuvo tiempo para salir hacia el rio y arrojar algunas piedras, el solo pensar en la gente inocente que tuvo que matar, para asi poder llegar al amor de su princesa, lo hacia sentirse como una basura, como una piedra sucia de aquel rio. Sus pensamientos corrian, mientras pensaba en su dulce princesa... Hadad se levanto al escuchar una voz detras de el, saco su espada y luego la arrojo a un lado. Frente a el estaba su dulce princesa, y estuvo a punto de matarla. Haddad callo arrodillado frente a la joven.
-Perdoneme Princesa, le suplico su perdon

El guerrero habia sacado su espada, la princesa retrocedio nerviosa, pero este arrojo a un lado su espada y le suplico su perdon. La princesa se arrodillo igual que el.
-No tienes por que pedirlo, sabes que siempre te perdonare. dijo la princesa mientras rozaba su dedo por los labios del chico.

Hadad sentía el dedo de la princesa en sus labios, delicadamente, eso lo hacia sentir especial, lo hacia sentir que estaba entre los dioses, y pronto el pensamiento de las muertes desapareció de su mente.
-Amada princesa, no sabe cuanto la extrañe mientras pasaba las noches en esa oscura guerra, ni siquiera los dioses podían opacar la soledad, ni siquiera mis peticiones eran escuchados, por que usted es como la diosa de la luna de los romanos, una tal Selene, la mas hermosa y la mas lejana para su amado, que la contempla cada día desde la tierra, mientras ella brilla allá en los cielos. el joven tomo la mano de la princesa y la beso.

La princesa escucho cada palabra con dulzura, imaginando como seria su vida junto a ese chico que le prometia el amor eterno. Sintio como los labios del joven en sus manos. La joven princesa beso los labiios del joven, tan suave y delicadamente, como lo haria una diosa como Isis.

La Princesa besaba los labios del joven guerrero. Cerró sus ojos y se imaginaba que así debían sentirse los dioses. Separó sus labios y emboso una sonrisa.
Mi amor por usted es tan grande como todo Egipto junto.

La princesa sintió un escalofrio en su espalda, como los que sentia cuando los sueños y premoniciones venian a ella.
Un mal acontecimiento esta a punto de suceder, huye lejos de aqui. dijo la princesa mientras unas lagrimas bajaban por su rostro.

El joven se apresuro a pasarle su mano por el rostro.
Solo si usted viene conmigo- dijo.